En la etapa cuando estás en la Secundaria (sobre todo), la palabra amor se malinterpreta en muchas ocasiones, quizás sea porque pocos nos hemos sentado, a esa edad, a identificar ¿qué es lo que sentimos?. Cuando somos bebés nacemos rodeados de amor, de niños nos siguen amando pero de distinta manera, pues nos empiezan a dar responsabilidades “pequeñas”: ve a la tienda, cuida a tu hermano menor, cómete todas tus verduras o no sales a jugar, etc. Son cosas que aceptamos momentáneamente, hasta que llegamos a la pubertad es cuando empezamos a cuestionarnos ¿quiénes somos?, ¿qué es lo queremos en la vida? U otras cosas como ¿porqué me mandan tanto a mi y no a otro(a)?, ¿porqué mis padres simplemente no me dejan ser como yo quiero y ya?.
Cuando estamos en la “secu” es una etapa única donde aprendemos, principalmente, de nosotros mismos. Es la edad de “las pintas”, la rebelión hacia casi todo, los cambios en tu cuerpo, el querer adoptar una personalidad, pero sobre todo: EL NOVIAZGO.
Debido a estas modificaciones hacia uno mismo, debemos estar atentos a lo que las personas llaman : AMOR.
Amor son cuatro letras usadísimas para vender “chuchería” y media este mes de febrero, las usamos también para decir cuando 2 personas están realizando actos sexuales o simplemente para poder decirle a alguien que lo queremos. Pero… ¡Hay que ser precavidos!
Amor es en realidad una palabra especial que tenemos que usar delicadamente, decirla cuando queremos en demasía a alguien y que deseamos hacerla sentir bien (y sobre todo cuando sabemos que somos correspondidos).
Al usar SIN PIEDAD la palabra AMOR la malgastamos, le damos mal uso y hace que se pierda un poco la magia. Imagínate si a cada novio(a) que tenemos le decimos un: Te amo. Pues cuando llegue realmente la persona con la que decidas entablar una relación matrimonial y veas hacia atrás, compararás (quizás) que la calidad de AMOR, va mejorando con el tiempo, y que el amor, el real, el de “para siempre” en realidad es ETERNO, ENORME y PLACENTERO.
Todos vivimos con amor en nuestro corazón pero la diferencia es a quién y cómo se lo brindamos.